“Por qué soy veterinario?

Un día alguien me preguntó eso, y me hizo reflexionar sobre mi elección. Ser veterinario para mí no es solo una profesión, sino una vocación y una pasión que ha moldeado mi vida. Si bien es cierto que el amor por los animales es un factor importante en mi decisión, hay más razones detrás de mi elección de estudiar medicina veterinaria.

Desde mi infancia, siempre me sentí atraído por los animales. Su inocencia, lealtad y capacidad para expresar emociones genuinas me cautivaron desde muy temprana edad. Sin embargo, a medida que crecía y desarrollaba una comprensión más profunda del mundo que nos rodea, me di cuenta de que ser veterinario significaba mucho más que simplemente disfrutar de la compañía de los animales.

En mi búsqueda por encontrar un propósito en la vida, descubrí que quería ayudar a aquellos que no pueden expresar su dolor con palabras. Los animales confían en nosotros para su bienestar, y ser su defensor y cuidador me llenó de un sentido de responsabilidad y gratitud. Al elegir la medicina veterinaria, supe que mi trabajo tendría un impacto significativo en la vida de los seres más indefensos y amables que compartimos en este planeta.

Observar a los médicos veterinarios en mi familia, como mi Tío Lubin Pulido y mi primo Julio César Carrero, me inspiró profundamente. No solo eran expertos en su campo, sino que también irradiaban compasión y dedicación hacia cada criatura que cruzaba su camino. Sus historias de desafíos superados y casos exitosos me impulsaron a seguir sus pasos y seguir la noble tradición familiar de cuidar de los animales.

Estudiar medicina veterinaria no fue una elección tomada a la ligera. Requiere dedicación y sacrificio. Horas de estudio, noches en vela y una continua actualización de conocimientos son solo algunos de los retos a los que me he enfrentado. Sin embargo, cada momento de esfuerzo ha valido la pena cuando veo el impacto positivo que puedo tener en la vida de mis pacientes y sus dueños.

Una de las razones más gratificantes de ser veterinario es la oportunidad de educar a las personas sobre el cuidado adecuado de sus mascotas y animales. Cuando logro transmitir conocimientos y ver cómo un dueño aprende a cuidar mejor a su compañero peludo, siento que mi propósito se cumple. Esta transferencia de conocimiento crea una cadena de bienestar y compasión que se extiende más allá de mi propia práctica.

Ser veterinario también me ha enseñado a apreciar las pequeñas victorias y los momentos de gratitud en mi día a día. Un simple gesto de agradecimiento de un dueño o una mirada reconfortante de un animal enfermo hacen que todo el esfuerzo valga la pena. No hay sensación más gratificante que saber que mi trabajo ha mejorado la calidad de vida de un ser vivo.

En resumen, soy veterinario porque encontré en esta profesión una combinación perfecta de pasión, propósito y dedicación. Es una vocación que me desafía a ser mejor cada día y me permite marcar una diferencia en el mundo. Cuidar y proteger la vida animal es un privilegio que asumo con orgullo y responsabilidad.

Para todos los soñadores que anhelan inspirar a nuevas generaciones, les deseo un Feliz Día del Médico Veterinario. Nuestra labor trasciende más allá de la consulta, ya que nuestros esfuerzos pueden inspirar a otros a seguir este noble camino y continuar la misión de proteger y cuidar a los animales en todo el mundo.”