La otitis externa es una causa común de dolor de oídos en perros cuyo diagnóstico debe basarse en cuatro pilares fundamentales: 1- Una exhaustiva anamnesis, 2- una evaluación clínica profunda, 3- los hallazgos de imagenología y 4- los hallazgos citológicos. Dicha evaluación clínica deberá incluir ambos oídos.

🎥En el diagnóstico de esta patología además de diagnosticar la otitis debemos identificar las causas primarias y los factores predisponentes que contribuyeron a su instauración, sino, ellos serán responsables de recidivas y de la cronicidad del proceso inflamatorio. Así mismo, debemos determinar si existen factores perpetuantes establecidos, así como la presencia y acción de causas secundarias (infecciones bacterianas y/o fúngicas), que son una fuente común de complicaciones del oído medio.

🎥 Es preciso determinar la extensión del proceso inflamatorio y establecer si está o no afectada la membrana timpánica; de ello dependen el tratamiento y el pronóstico. Muchos fármacos tópicos NO DEBEN SER USADOS en caso de lesión de la membrana timpánica. Con mucha frecuencia, el grado de afección es tan grande que la hiperplasia del epitelio del canal auditivo y sus glándulas ceruminosas, la hiperqueratosis, la inflamación (bacterias y/o levaduras), etc., producen una estenosis marcada del canal que, aunado al dolor, imposibilitan una buena evaluación otoscópica. Así, se hace INDISPENSABLE efectuar un lavado previo y prescribir un pretratamiento, con una reevaluación 1-2 s. después.

🎥 🔬La evaluación citológica de la secreción presente en el canal auditivo es fundamental para establecer con precisión las características del proceso inflamatorio e identificar el agente (s) bacterianos/fúngicos/parasitarios predominante (s), así como su sensibilidad a antibióticos (bacterias). 💊 El objetivo del tratamiento es eliminar TODAS las causas y los factores que se encuentran por detrás del proceso de otitis, evitando así recidivas. 💊 Debe enfocarse en varias vertientes de acción que incluyen la:

1- Limpieza profunda del canal auditivo con el drenado de las secreciones o del cerumen acumulado, en conjunto con la aplicación de agentes antisépticos y enjuague del canal.

2- Secado del canal;

3- Uso de agentes antiinflamatorios tópicos y sistémicos;

4- Uso de agentes antibióticos, antifúngicos y antiácaros tópicos;

5- Control del dolor, y del prurito. Los corticoides más comúnmente utilizados son la hidrocortisona, prednisolona, betametasona, dexametasona, mometasona. Se aprovecha la acción antinflamatoria, pero también la acción antiprurítica, la reducción del dolor, del edema inflamatorio, su acción antiproliferativa y de reducción en la producción de exudados, así como de atrofia glandular y reducen el tejido fibroso. Simultáneamente, procedemos al tratamiento de las infecciones secundarias con antifúngicos (Clotrimazol, Miconazol, Nistatina, Posaconazol, Tiabendazol, Ketoconazol, Terbinafina) y antibacterianos tópicos (Amikacina y la Gentamicina, otros como las Quinolonas, Polimixina B, Florfenicol y el Cloranfenicol). Muchos productos comerciales combinan corticoides, antifúngicos y antibacterianos. Cabe al médico veterinario seleccionar el producto que mejor se adapte a la situación particular.

Una revisión veterinaria periódica puede permitir la identificación de la otitis en una etapa incipiente, lo que permitirá un abordaje terapéutico sin complicaciones.